BlitzChung, Hong Kong y la doble moral de Blizzard

 

Se han moderado las sanciones en contra de BlitzChung, pero a Blizzard se le cayó la máscara en el proceso.

La semana pasada el mundo contemplaba cómo un jugador de Hearthstone era baneado de un torneo por el simple hecho de externar su particular punto de vista sobre un asunto de especial importancia en su país de origen. A esta medida que los dueños del juego ejecutaron para no comprometer su posición en el mercado chino siguió un rage nunca antes visto, ya que si bien -y ellos mismos lo dicen en su sitio web- sus trabajos son conocidos por una gran cantidad de jugadores de todos los rincones del globo y de diversas razas y creencias, hay que decirlo: La industria es lo que es ahora gracias al contexto del sistema de libertades que le ha permitido crecer, tanto en términos de negocios como en el contenido que resulta de la creatividad casi irrestricta de personas como Hideo Kojima, Ikumi Nakamura y Shigeru Miyamoto solo por nombrar algunos.

En tal situación era previsible una reacción como la que se dio, donde antes que un torneo de un título en particular, estaba en juego el derecho de un jugador a expresarse. Por lo cual, la comunidad dentro y fuera de Hearthstone protestó masivamente contra la compañía y tras varios días con el Jesús en la boca, Blizzard finalmente se ha ¿retractado? de su posición inicial y aunque se le concederá a BlitzChung el premio del torneo del que fue expulsado, el baneo que se le aplicó continúa en pie con una duración de 6 meses. Esto es posible que haya calmado las aguas, pero pone de manifiesto una vez más el doble rasero con el que Blizzard ha manejado otras situaciones que dejan en entredicho su visión y valores; y quizá sea el más contundente de estos episodios.

Antes de que las cosas terminaran de salirse de control y tras toda la semana intentando silenciar el disenso, la compañía fijó posición acerca de lo ocurrido con BlitzChung. Como vimos anteriormente, toda la reacción de la comunidad parece en principio haber tenido efecto en el castigo hacia el jugador; sin embargo, dicho resultado dista de resultar convincente y deja en evidencia algo todavía más cuestionable. Abriendo además la interrogante de hasta dónde son verdaderamente reales los 8 principios que -supuestamente- los definen como compañía.

Resulta que aunque en efecto hubo una respuesta oficial en la que además de amortiguar las sanciones al jugador, se intenta explicar que la decisión inicial de castigarlo no se hizo con base a las relaciones e intereses que Blizzard pudiese tener en China, sino en que su acción en concreto violenta unas reglas que se comprometió a seguir desde que se involucró en Hearthstone. Hasta aquí todo parece tener sentido, pero se cae en una completa contradicción cuando observamos lo que la misma Blizzard Entertainment dijo al respecto en la escena del crimen al momento que todo sucedió, es decir, en China:

“Expresamos nuestra completa indignación y condenación ante lo ocurrido en la competición de Hearthstone Asia Pacífico y nos oponemos de manera absoluta a la diseminación de ideas políticas personales durante cualquier evento. Los jugadores involucrados serán baneados y será finalizado cualquier acuerdo de negocios con los comentaristas. Protegeremos además nuestra dignidad nacional.”

Para sentar posición se dijo que lo que pudiera tener Blizzard en China no tenía relación alguna con las medidas tomadas contra BlitzChung pero como podemos observar, la tesis se les había caído incluso desde el mismo momento de sancionarlo y esto fue solo el principio, pues días después y al otro lado del Pacífico ocurría lo siguiente:

American University se enfrentaba a Worcester Polytechnic Institute en un torneo de Hearthstone y los jugadores del primero de los equipos quisieron ir incluso más lejos que BlitzChung, puesto que además de la libertad de Hong Kong se pidió boicotear a Blizzard Entertainment. Acto seguido ellos también fueron baneados, pero fue una sanción bastante superficial que no se compara en gran cosa a la aplicada contra el jugador chino y fue más que nada para intentar evitar que las cosas se complicaran más. Incluso si fue para no querer darle más vueltas al asunto, es muy notorio que Blizzard maneja una doble posición y tiene un claro objetivo de no comprometer sus negocios en China, aún a costo de quedar en entredicho.

Esta es una compañía cuyos juegos están llenos de héroes que luchan por la libertad y la igualdad, y el manejo de Hong Kong por parte de China ha sido todo lo contrario. No todas las declaraciones políticas son iguales, especialmente en lo que respecta a las violaciones de los derechos humanos, y es desalentador ver que una empresa con el legado de Blizzard respalda ese tipo de falsa equivalencia en un momento en que los juegos están, más que nunca, entrelazados con la cultura. Reducir la suspensión de BlitzChung es un paso en la dirección correcta, pero ante todo esto, todavía es difícil para los juegos y las declaraciones de la compañía no sonar huecos.

J. Allen Brack abrió su declaración diciendo que dos de sus valores centrales: “Piensa globalmente; Liderar responsablemente ”, aplique aquí. Pero este no es un pensamiento global o un liderazgo responsable. Es reactividad y miedo a represalias. Es una abdicación de la responsabilidad en el momento en que más se necesita. Lamentablemente el mundo de los videojuegos se ve manchado nuevamente con esta polémica.

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